
El parque, a pesar de su proximidad a ambas poblaciones, se mantiene
virgen en su esencia y se abre al senderista anhelante de reencontrar
una naturaleza que rezuma historia y costumbres propias. A la paz de los
caminos de la Sierra Calderona contribuyen las panorámicas que coronan
ascensos pedregosos, las moras salvajes que aparecen sin previo aviso o
las águilas furtivas cuyos cantos retumban en el azul y espacioso vacío celeste.
- Nosotros pensamos que es muy bueno para hacer fotos y hacer ejercicio.
Aunque es un poco cansado para los que van allí.
A nosotros nos gustaría ir porque nos gusta mucho andar.
También porque hay mucha fauna y muchas plantas y aprendemos más.
Os animamos a venir y ver este paisaje tan bonito aunque halla a gente que no le guste andar.
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