Una travesía de ocho horas y 24 kilómetros rememora el último viaje
del emperador Carlos V, justo antes de recluirse en el monasterio de
Yuste; pretexto para descubrir, en una jornada (el 11 de noviembre), dos
joyas cacereñas: el valle del Jerte y La Vera.
Se madruga (a las 7.00 parten los autobuses desde Plasencia), y se
recomienda buen calzado, ropa de abrigo (a veces nieva en las cumbres) y
provisiones (agua, frutos secos, barritas energéticas y bocadillo). La
dificultad del recorrido es media-alta; no sólo por su longitud, sino
por sus 900 metros de desnivel ascendente acumulado y otros 915 de
bajada. Pero si las fuerzas flaquean, en la tercera fase se puede
abandonar la proeza.
OPINIÓN: Nosotros pensamos que esa ruta es muy larga y un amigo nuestro de clase dice que ha ido y que es muy fácil de hacer, pero que a la vez también es difícil.
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