Hay miles, aunque casi nadie los ve, y pueden estar en cualquier sitio.
Entre unos matorrales, cerca de una estatua, en una fuente o al cobijo
de paredes falsas. Es difícil encontrarlos por casualidad y sus
características no llaman demasiado la atención: pequeños objetos que no
suelen tener mucho valor económico metidos generalmente dentro de
fiambreras. Así son los caches o tesoros, las cajas más preciadas para los seguidores del geocaching, un juego considerado deporte por algunos que cada vez tiene más adeptos en todo el mundo.
OPINIÓN: Nosotros creemos que el geocaching es bueno para encontrar cosas que no se pueden encontrar por todos los sitios normales que son muy fáciles de ver.
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