Y al final se perdió la magia. Cuando parecía que bajo la manga no había
nada, apareció el conejo y San Mamés descubrió que para el truco no
hacían falta muchos elementos. El partido se había preparado para la
ocasión. Peñas, acompañamiento del equipo, fogonazos periodísticos,
tradición, influjo y todos los sustantivos y adjetivos que se quieran
usar para facilitar el placer de la Copa del Rey. Pero a la postre, con
cinco disparos a puerta el Atlético, el rey de la simplicidad, se llevó
el partido y la eliminatoria sin tener muy claro por qué. Ni cómo. Pero
se lo llevó con dos goles oportunos, adecuados, sin demasiado lustre,
pero efectivos, y se enfrentará en semifinales al Real Madrid.
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